Del Maestro Zen Miao Tsan:

“La verdadera liberación es la capacidad de permanecer en un estado de absoluta libertad en medio de la impermanencia. Es la habilidad de vivir en este mundo cambiante con una unidad de mente y materia inalterable. En este estado de unidad, encontramos la paz y la felicidad.

Los seres ordinarios sienten pánico y confusión frente a los cambios. Se apegan a los fenómenos externos para volver a obtener y mantener una sensación engañosa de estabilidad y de existencia a la que adoran bajo el concepto del “yo”. Pero los seres evolucionados son capaces de quedarse en un estado de paz profunda en medio de los cambios, manifestando los principios universales y la innata pureza de la Mente, porque los seres evolucionados han podido erradicar el falso “yo” y reunirse con lo Colectivo, libres de cualquier sentimiento de separación entre su vida material y espiritual. Todo lo que ocurre es impermanente, por lo tanto, la inmortalidad no puede basarse en ningún fenómeno que ocurra en el espacio o en el tiempo. El cambio es la única propiedad eterna que experimentamos. Dicho de otro modo, la eternidad que se basa en la naturaleza de la Mente es la verdadera eternidad, es decir, la capacidad de crear, manifestar y abarcar continuamente los fenómenos que surgen de la naturaleza primordial de la Mente. El vacío innato de la Mente, su habilidad para manifestar todo lo que ocurre sin verse limitada por esto, es la eternidad de la esencia de la Mente. Asimismo, la capacidad ilimitada de la Mente para crear y manifestar todas las formas de la existencia, igual que su ilimitada capacidad y potencialidad creativas, son eternas. Y esta es la eternidad del funcionamiento de la Mente”.

Nos guste o no, estamos atrapados en la visión limitada de nuestros patrones habituales de pensamiento. ¡Hemos estado alejados de nuestro verdadero yo durante tanto tiempo! ¿No quieres liberarte del caos? ¿No quieres liberarte para lograr una vida mejor y más feliz? Piensa profundamente, ¿deseas un cambio? Te debes a ti mismo el intento. Hazlo.

Toca una flor como nunca la has tocado. Una flor es una flor. El agua es agua. No hace falta agregar ninguna otra definición. Inhala profundamente y deja que el Maestro Zen Miao Tsan te guíe por el camino…

“La iluminación tiene un significado especial para los que practican el Zen. Representa la libertad, la unión y la integración de lo individual con lo Colectivo, el descubrimiento de un verdadero punto de referencia, la realización de la vida eterna y la manifestación del principio universal en la propia vida. En otras palabras, es el comienzo del nirvana: el no-nacido, indestructible estado de liberación en el Budismo.

La iluminación es el desmantelamiento del patrón habitual de pensamientos inconscientes que se ha apegado a la Mente. Esto ocurre cuando logramos destruir las falsas ilusiones que tenemos sobre nuestro ser y las confusiones sobre la relación entre lo espiritual y lo mundano que ha causado nuestra falsa ilusión respecto de la independencia. Ocurre cuando vivimos de acuerdo al el principio universal, la verdad. En otras palabras, la iluminación es la pureza primordial de la Mente, un estado en el que la palabra “yo” no tiene ningún significado, excepto el de ser un reflejo de lo Colectivo.

El concepto de iluminación es claro y preciso en el Zen. Está más allá del relativismo y se encuentra por encima del nivel de los pensamientos y las discusiones dualistas. Sin una verdadera comprensión de la naturaleza de la Mente, todo conocimiento y todas las minuciosas descripciones no serán más que charlatanería del relativismo. Únicamente a través de la iluminación de la naturaleza de la Mente podremos comprender el verdadero principio del universo y de la vida humana. Por lo tanto, la iluminación sobre la naturaleza de la Mente es la meta a la que aspiran todos los que practican el Zen”.

Del oriente hasta el occidente, el Zen ha sido un tema del que se ha hablado mucho. De acuerdo a su contexto individual, diferentes personas han comprendido al Zen de diferentes maneras. Una correcta comprensión es fundamental para evitar pérdidas de tiempo y esfuerzo.

¿Qué es el Zen, en realidad? ¿De qué manera puede beneficiarte para mejorar tus relaciones? He descubierto que es muy útil practicar el Zen en nuestra vida diaria. Es el umbral de la puerta hacia la felicidad. Abre tu mente y permite que las enseñanzas del Maestro Zen Miao Tsan fluyan hacia tu mente…

“Entre las tradiciones culturales del mundo, el Zen es considerado como la práctica de la sabiduría, del conocimiento del principio universal y de la vida. El espíritu de las enseñanzas Zen es muy apreciado por personas de diferentes culturas y tradiciones étnicas. La práctica del Zen ejerce una influencia positiva sobre las personas y también sobre su interacción con el entorno, mejora la vida en el aquí y ahora y, finalmente, nos conduce a liberarnos de todas las preocupaciones y a alcanzar un profundo sentimiento de alegría perdurable.

La idea fundamental del Zen es “Sólo la Mente”, que significa que todas las situaciones que experimentamos, más allá de nuestras elecciones, son manifestaciones de las puertas que hemos logrado abrir. Todas las situaciones y problemas que enfrentamos en la vida tienen como causa las puertas que hemos creado en la mente, de modo tal que los fenómenos aparecen en respuesta a esas puertas.  Por ello, no deberíamos enfrentar los fenómenos externos de un problema, sino que deberíamos ser responsables personalmente y corregir el patrón de pensamiento subyacente que ha creado el problema: todos los problemas que se manifiestan en nuestra vida son meros reflejos de los problemas internos de cada uno”.

Si le preguntas a un niño/a qué le gustaría ser cuando sea grande, la respuesta es variada. Si le preguntas a los practicantes del Zen qué les gustaría ser, las respuestas apuntan siempre a lo mismo: convertirme en un ser iluminado y alcanzar la inmortalidad.

¿Cómo alcanzarla con el entendimiento correcto? El Maestro Zen Miao Tsan tiene una respuesta directa.

“Es posible lograr la inmortalidad, pero primero debemos renunciar al apego que hemos desarrollado durante nuestra breve e impermanente existencia como seres individuales. Los fenómenos siempre están en un estado de flujo, en constante cambio. Si nos aferramos a cualquier fenómeno impermanente, estamos actuando en contra de la naturaleza eterna de la esencia de la vida. En su lugar, debemos comprender el funcionamiento en constante cambio que surge de la esencia de la vida. Nuestra existencia no es permanente porque debe obedecer a la ley de la impermanencia. Si ponemos nuestra esperanza de alcanzar la inmortalidad en un fenómeno futuro, nos enfrentaremos a la cruel realidad de que el futuro, al igual que el presente, no puede escapar a la disolución.

Todo lo creado es impermanente, ya sea que lo ubiquemos en un futuro lejano o en alguna Tierra Pura o en alguna morada celestial, porque todo está regido por la ley fenoménica del surgimiento, existencia, deterioro y desaparición. Sin embargo, la eternidad de la vida es cierta porque es la naturaleza primordial de la Mente, la omnipresente luz de lo que no cambia y de la esencia de todos los fenómenos. Sólo lo que participa de la naturaleza de la eternidad puede manifestar eternidad, no existiría esfuerzo posible que lograra alcanzarla si no fuera así”.