Les presento a Larry Payne

Cuando recoges un libro, es como si tuviera un poder que va más allá de la pasividad de la tinta sobre el papel.  Emana energía, te invita a que lo leas, promete entretenimiento, educación o iluminación.  Tal como un manto de oración que encierra la intención del creador, un libro bien escrito encierra la intención de cada individuo que trabajó en él.  Primero y principal, el autor, pero también un grupo de individuos: editores, correctores, diseñadores, redactores, impresores, distribuidores, vendedores y, por último, otros lectores.  Un libro bien hecho ha sido cuidado y nutrido en cada etapa desde que abandonó la mente de su creador.  Su energía no ha hecho otra cosa que crecer.

El propósito del blog del Nuevo Capítulo es compartir mi experiencia como editora de los libros del Maestro en inglés.  Pero yo soy sólo una persona dentro de un gran equipo.  Y también nos pareció que sería una buena oportunidad para que conocieran a otros.  Lawrence Payne (Larry) trabaja con Jay en la traducción original antes de que llegue a mis manos.  Hace ya un par de años que trabajo con Larry, pero no fue sino hasta hace poco que tuve el placer de conocerlo en persona.  Los libros unen a la gente.

Les presento a Larry Payne.  Van a leer mucho de él en estas páginas.  Y tal como a mí me ha fascinado conocerlo mejor, sé que a ustedes también.

Ser mejor que “nosotros mismos”

Hola a todos.

Es un placer embarcarme en un nuevo capítulo del estudio y la exploración del Zen, para el cual me han pedido que contribuya con blogs ocasionales para la página web del Monasterio Vairocana.  Aún mayor es el honor de trabajar y aprender del venerable Maestro Miao Tsan, abad de Vairocana. A lo largo de estos últimos años, desde la publicación de Sólo usa esta Mente, he estudiado en gran medida la esencialidad de la Mente en todos los aspectos perceptibles de nuestra existencia.  Gracias al Maestro, mi amigo y profundamente dotado profesor, se han revelado las bendiciones de una vida más plena, libre al fin de los antiguos estorbos que me habían atado a una imagen gastada e improductiva de mí mismo.

Podrá sonar un tanto distante, pero en pos de transmitir la sinceridad de semejante revelación, los términos comunes de la expresión cotidiana lamentablemente no bastarían.  Les doy un ejemplo: ¿no es cierto que el hombre, que comenzó su existencia como un forrajeador prosaico, siempre ha mirado las nubes y ha deseado elevarse por encima de ellas como lo hacen las aves con tanta facilidad?  ¿No hemos acaso nosotros, la sociedad del género humano, aspirado a cosas que no podrían contarse ni ilustrarse?  ¿Por qué será que nuestras mentes son capaces de concebir realidades tan profundas y coloridas que nuestras manos jamás podrán tocarlas?

He ahí el interrogante: es inquisitivo, frágil como las últimas hojas del otoño.  Es la solitaria búsqueda de la mente interior que vive intentando alcanzar el poder de crear algo más grande que ella misma.  Sin embargo, no es la búsqueda de la Mente, el poder creativo infinito y sin forma que nos imbuye de la más grandiosa de las creaciones: una vida que exprese la verdad y la felicidad.

Sin duda, yo no soy quién para hablarles a los demás de la naturaleza de las cosas.  Sólo puedo compartir lo que he aprendido a través de los escritos de mi Maestro, el Maestro Miao Tsan.  No obstante, tengo muchas preguntas y, como es lógico, tengo varias ideas acerca de cómo encajan todas estas piezas de conocimiento.  Para aquel que tiene experiencia en la interpretación de la vida, como el Maestro, esto puede ser relativamente sencillo.  Sí, dice: es sencillo, pero nunca es fácil.  Aquí, en este lugar, una habitación llena de recuerdos y reacciones que ya no necesito, me siento como atado a  una perspectiva estrecha en particular.  Quiero saber cómo liberarme de mi conciencia constante de “mí mismo”, de modo que el universo de la Mente haga evidente la valiosa posibilidad de la vida en cada momento de mi día.

Al escribir esto, dos cosas se me vienen a la mente: en primer lugar, creo que uno debería discernir entre el esfuerzo activo de aprender y el patrón excesivo del pensamiento habitual.  En segundo lugar, quiero adoptar, como una segunda naturaleza, la idea que una vez me describió el Maestro:

“Parece que cada uno de nosotros fuera un grano de arena en el universo”, dije.  El Maestro respondió: “Sí, eres un grano de arena.  Es cierto, y es importante recordarlo.  Pero por favor, recuerda que así como eres un grano de arena en el universo, un grano de arena contiene el universo, y el universo está en tu interior.  Cuando te des cuenta de la naturaleza de la Mente, vas a ver la verdad; no hay ninguna diferencia”.  Nuestro amigo Sasha dijo: “Maestro, ¿no es como una gota de agua en el mar?  ¿No hay alguna diferencia?”. El Maestro Miao Tsan respondió: “Somos gotas de agua en el mar, pero no somos el mar.  No podemos alegar semejante inmensidad de poder, pero la Mente sí.  Debemos hacer a un lado todo lo que pensamos de nosotros mismos y dejar que la Mente nos guíe hasta la verdad”.

¿Es sólo poesía?  Sin duda las palabras son hermosas, pero son mucho más que eso.  El mensaje, tal como lo percibe este humilde estudiante, es hacer a un lado la lente polvorienta de la perspectiva personal y recibir con brazos abiertos la vista infinitamente mayor que nos ofrece la Mente.

Es posible que cada uno de ustedes ya lo haya aprendido, de modo que ofrezco este mensaje sin esperar gratitud.  Aunque sí espero que hayan disfrutado leerlo.  Hasta la próxima, les deseo paz.

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